miércoles, 11 de mayo de 2011

Batalla de Huaqui
Concluye la quinta entrega en torno a la batalla de Huaqui, donde conoceremos lo que ocurrió el 20 de junio de 1811, en Huaqui. Ese mismo día, a las 18,30 en el pueblo de Tacna, Francisco Antonio de Zela tomaba los dos cuarteles realistas, iniciándose así el levantamiento armado.

BATALLA DE HUAQUI - 20 de junio de 1811 – parte 5
La Batalla

Los ejércitos estuvieron uno frente al otro durante mucho tiempo, sus jefes temerosos se mantenían a la defensiva. La situación se puso insostenible. Goyeneche convocó a sus oficiales el 19 de junio para instarlos a atacar. En dicha reunión que duró tres horas el comandante supremo de las fuerzas realistas tuvo que apelar a toda su autoridad para convencer a sus subordinados a tomar la iniciativa. Se resolvió atacar a las tres de la madrugada del 20 de junio.
Castelli también había decidido atacar el 20 pero a las 7 de la mañana, con un buen golpe de la caballería patriota sobre el puente que estaba al oeste del Río Desaguadero protegido por el Regimiento de Línea del Cuzco al mando de Francisco de Picoaga.
Goyeneche atacó en bloque con su grueso de ejército sobre el centro donde estaba posicionado Díaz Vélez el cual le hizo frente durante una hora pero al no poder frenar el avance tuvo que retroceder.
La Caballería patriota al mando de Rivero tuvo que salir a cubrir la retirada del Regimiento Nº 6 evitando una verdadera masacre, aunque no pudo evitar la perdida de tres cañones .
Fue entonces cuando González Balcarce hizo frente a la embestida realista frenándola en furiosa carnicería durante dos horas pero tampoco pudo soportarla y debió replegarse, el resto de la batalla se convirtió en innumerables escaramuzas desordenadas.
Los patriotas trataron de atrincherarse pero fueron barridos con fuego de artillería de los nuevos obuses recibidos de Lima y cuando la caballería patriota fatigada y desmembrada no pudo ya arremeter contra las fuerzas de Goyeneche la batalla se terminó, dispersándose las tropas patrias en diferentes direcciones con el saldo para éstas de más de mil hombres perdidos y abandono de numeroso parque y de artillería.
Epílogo:
La 1era. Expedición al Alto Perú marca en primer lugar la inexperiencia de nuestros hombres, tanto políticos como militares. Pero fundamentalmente nos muestra que una derrota militar de estas características no es casual, es simplemente una consecuencia.
(Por José de Guardia de Ponté)

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